martes, 12 de enero de 2010

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS. Clase 7-8 pm.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS

El programa de Filosofía para niños es un ejemplo del método de cuestionamiento en
la educación. En lugar de que los estudiantes memoricen las conclusiones de otros,
incluidas en los libros de texto, ellos mismos tienen que explorar y reflexionar sobre un
determinado tema. Ser crítico es ser un buscador activo y un cuestionador persistente; se
tiene que estar alerta a conceptos antes desapercibidos, y listo a comparar y contrastar, a
analizar y plantear hipótesis, a experimentar y observar, a medir y probar. Así, los
estudiantes críticos, asumen en parte, la responsabilidad de su propia educación.
Aprenden a seguir las líneas de investigación que inician, y a pensar por sí mismos.
En el pasado, muchos maestros trataron de enseñar a sus alumnos cómo pensar por
sí mismos; sin embargo, los métodos utilizados no conducían a la realización de este
propósito. Por ejemplo, castigaban la conversación en clase y no permitían la resolución
de problemas en grupo. Pensaban que estas prácticas prevenían la formación de
pensadores independientes. No estaban del todo equivocados: si la educación consistiera
sólo en la memorización de ciertos textos, entonces la prohibición de hablar en clase sí
sería un modo de reducir el hacer trampas a la hora de los exámenes. Sin embargo, si se
pudiera organizar una comunidad con los estudiantes (dentro del aula) de
cuestionamiento, las reflexiones de cada estudiante manifestarían diferentes puntos de
vista del tema en discusión, y esto forzaría a los estudiantes a pensar por sí mismos; no
importaría si el grupo llegara, o no, a un consenso.
Al promover la discusión abierta de temas filosóficos la comunidad de
cuestionamiento, en el programa de Filosofía para Niños, contiene una metodología
automática de autocorrección. Cada estudiante está consiente de la importancia de
pensar concienzudamente, es decir, el alumno se adhiere a las reglas, y a los
procedimientos de la indagación, y se le estimula para que observe la actuación de los
demás estudiantes y le llame la atención cuando cometan alguna transgresión contra
estas reglas. En este aspecto, la comunidad de cuestionamiento se distingue de los
demás grupos sociales; porque mientras éstos tienden a no examinar a fondo sus errores
o deficiencias, la comunidad de cuestionamiento reconoce públicamente sus fallas y
trata de hallar la manera de remediar sus deficiencias, mientras busca dónde llega la
indagación.
Hoy en día se habla de una distinción familiar, entre “enseñar a pensar” y “enseñar
sobre el pensar”. La Filosofía para Niños enfatiza enseñar a pensar, entendiendo que se
puede estar pensando sobre cualquier cosa, incluyendo el proceso mismo de pensar. Sin
embargo, el enseñar sobre el pensar no asegura el mejoramiento de las habilidades
cognoscitivas. Uno no se vuelve un pensador hábil sólo porque piensa sobre la función
del cerebro, en lugar de la función de los músculos. Esto no quiere decir que la
instrucción de los niños sobre como funciona el conocimiento sea un tema impropio
para las escuelas primarias. Es sencillamente una opinión acerca de que tal temática
debería de considerarse como psicología (o psicología para niños) para que los maestros
y administradores no se confundan en cuanto a su contenido.
Ya se ha visto que el programa de Filosofía para Niños es auto-correctivo porque
contiene una comunidad de cuestionamiento. Se tiene que añadir que el programa hace
énfasis en el pensamiento, que es sensible al contexto y que busca de una manera activa
promover y reforzar tal sensibilidad. Sin la conciencia de las sutiles diferentes
cualitativas de situaciones individuales, el pensamiento vaga hacia la desenfrenada
construcción de teorías y hacia la deducción maniática de principios. La sensibilidad al
contexto es obligatoria apara que las reglas no sean empleadas si no son apropiadas a
una cierta situación, y para que la peculiaridad de cierto contexto sea respetada. Este
respeto por las situaciones es indispensable para todo cuestionamiento y no sólo para los
que tienen implicaciones morales.
Además de promover un pensamiento que sea autocorrectivo y sensible al contexto,
la Filosofía para Niños nutre el tipo de pensamiento que conduce a hacer juicios
soportados en criterios. El pensar que conduce a hacer juicios es un pensar práctico, y
por lo tanto, un pensador práctico es el que se acostumbre a reflexionar sobre la
práctica. El albañil y el escritor se ocupan de sus oficios respectivos. El escritor tiene
que seleccionar cada palabra y colocarla dentro de una frase, que a su vez tiene que
estar colocada dentro de un párrafo, y cada selección y aplicación es un juicio. De la
misma manera, el albañil tiene que escoger cada ladrillo y colocarlo dentro de un
espacio del muro que está construyendo, y cada selección y colocación también son un
juicio. Los ejercicios en el programa de Filosofía para Niños están diseñados para
reforzar la habilidad de los estudiantes, a juzgar prácticamente, porque esta habilidad es
señal de un buen sentido común, es decir, de una razón y sentido de proporción que se
supone tiene una persona educada.
Un criterio es una herramienta utilizada en el acto de juzgar; igual que un hacha es
una herramienta para cortar. Si una persona dijera haber cortado un árbol grande sin
usar herramientas de ningún tipo, tendríamos razón en no creerle; al igual que no
podríamos creer fácilmente a una persona que dijera que hace juicios sin usar criterio
alguno; aunque podríamos conceder que sus criterios están profundamente implícitos en
lugar de estar obviamente explícitos. Así que, el pensamiento que genera juicios –
generalmente depende de criterios, que es otra manera de decir que el hacer buenos
juicios se remonta hasta la utilización de razones fuertes y confiables. Cada oficio, cada
variedad de cuestionamiento lleva consigo ciertos modos de auto-evaluación que se
prefieren porque la experiencia ha demostrado que son relevantes y confiables. Estos
son criterios. Así que los criterios de un buen reportaje pueden consistir en que sea
informativo, preciso y claro; mientras que los criterios de un buen razonamiento pueden
consistir en que sus premisas sean válidas y verdaderas. Por ejemplo, los criterios para
asesorar los juicios en la Arquitectura incluyen la seguridad, la eficiencia y la belleza;
mientras que en el Derecho son una conformidad con la ley, el respeto para los
procedimientos legales y los derechos de la persona, y la consideración adecuada de la
evidencia. Cuando pensamos en la gente que está involucrada en las ciencias o en las
profesiones notamos que pueden, generalmente, nombrar los criterios que emplean
cuando tienen que hacer juicios. Los maestros citan los criterios que utilizan para
calificar a sus alumnos; los médicos nombran los criterios que utilizan para diagnóstico
de sus pacientes; y los críticos de libros pueden indicar los criterios que emplean en la
evaluación de libros. De la misma manera, cuando los científicos clasifican a las
plantas, a los animales, a los fenómenos solares o a los objetos microscópicos, pueden
citar fácilmente los criterios de clasificación que ayudan a formar juicios.

2 comentarios:

  1. Es una lectura muy buena en el que se tratan problemas o situaciones del aprendizaje en niños y creo que de una u otra debe aplicarse a todas las escuelas ademas de que nos da como enseñanza de que este metodo no es exclusiva para los niños sino que es valido para cualquier persona que este en disposicion de aprender

    Sedas Lazcano Adalberto

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  2. El texto trata sobre la importancia de cambiar la forma de trabajar de los profesores de las primarias puesto que ellos siempre tratan de que su alumno piense por si solo y otra opcion que les plantean es el aprendizaje en forma grupal a mi parecer es mejor por que el niño desde ese momento se empieza a desarrollar en un ambiente distinto y le servira de muchas formas.

    Hugo Barrios

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