martes, 5 de octubre de 2010

CIUDADANÍA Y GLOBALIZACIÓN

Lecciones Globales
¿Qué tienen en común las ciudades de Seattle, Londres, Washington, Buenos Aires, Gotemburgo, Génova? Tienen en común vastos movimientos de protesta dirigidos contra el impacto de la globalización. La globalización no es un término neutral, lanza a la gente a protestar a las calles y causa la controversia más importante del mundo actual.
El debate de la globalización es un debate en torno a qué clase de sociedad estamos creando, un debate sobre qué forma tendrá este siglo. Por todo esto las consecuencias que conlleva son de importancia extrema para las ciencias sociales, pero también de forma más general para nosotros como ciudadanos.
En inglés el término "globalización" se ha vuelto tan importante que uno pensaría que tiene mucho tiempo de existir. Tenemos que irnos quince años atrás para encontrar que, aun en la literatura académica, prácticamente nadie hablaba del término "globalización". Cuando la gente quería referirse a la amplitud del mundo usaba términos como relaciones internacionales o internacionalización. Mi libro The consequences of modernity(1988) ya usa el término globalización.
Hay dos etapas en el debate de la globalización. La primera fue en el mundo académico y va de fines de 1980 a mediados de 1990, y se discutía qué tan real era la globalización. Cuando el término empezó a popularizarse, apareció un gran número de escépticos, gente que decía: "la palabra se usa, pero no hay mucha realidad detrás de ella". Aun los académicos se mostraban renuentes ante el nuevo término; no creían en la profundidad de la globalización y fueron llamados "escépticos de la globalización". Su argumento era que cien años atrás, a fines del siglo XIX, ya existía una economía global, tratados entre los países y migraciones masivas alrededor del mundo.
A fines del siglo XIX la gente, en su mayoría, no necesitaba ni siquiera de pasaportes. Así que los escépticos decían que lo que sucedía bajo el término globalización a fines del siglo XX, para principios del XXI era en realidad sólo una recapitulación de lo ya sucedido a fines del siglo XIX, una especie de revelación del pasado que no marcaba una transición mayor en nuestras vidas. Los escépticos simpatizaban con la izquierda, ya que al descartar la importancia de la globalización se sugiere que la mayoría de las instituciones existentes -por ejemplo, la asistencia social en los países occidentales- puede continuar sin mayor cambio. Este primer debate estrictamente académico tuvo sin duda grandes dimensiones pero sus argumentos ya no tienen actualidad.
Lo que llamamos globalización es algo nuevo y distintivo. No es sólo una recapitulación de lo sucedido a fines del siglo XIX, es más profundo, de mayor alcance, se mueve más rápido; el impacto que causa en nuestras vidas es más intenso que cualquier otro fenómeno anterior. Se puede decir que el fin del siglo XIX representa la primera etapa de la globalización que finalizó con la Primera Guerra mundial, cuando la gente regresó al proteccionismo económico. La segunda etapa es mucho más penetrante, abarcadora y, en cierto sentido, más desconcertante.
Lo que ahora se discute no es si la globalización existe o no, sino cuáles son las consecuencias reales de los cambios que trae consigo. Y precisamente esas consecuencias, o la percepción de esas consecuencias, es lo que lanza a la gente a manifestarse, a luchar, a protestar, a retar.
Un buen punto de partida -una vez entendido que el término globalización es nuevo- es aceptar que si no se tiene una idea adecuada de lo que es la globalización entonces no se puede coincidir ni con la primera ni con la segunda etapa del debate. Hay dos manifestaciones: por un lado, la gente que protesta, y por el otro contra quién o quiénes va dirigida esta protesta. El problema es que no existe una noción adecuada de lo que la globalización representa.
Los que protestan y los que están a favor de la globalización tienden a identificarla con la expansión del mercado global. Cuando usan el término globalización se refieren precisamente a la expansión de los mercados financieros y a otro tipo de mercados de productos básicos que se han dado en los últimos treinta años. La globalización tiene un grado de dificultad en términos económicos y, en especial, los mercados financieros desempeñan un papel muy importante en ello. Una de las razones por la cuales no se puede dudar de la globalización es porque la historia reciente de los mercados financieros y monetarios es apabullante. Hace apenas veinte años sólo unos cuantos cientos de millones de dólares eran depositados diariamente en los mercados monetarios mundiales.
Hoy, según estadísticas recientes, dos trillones de dólares entran cada día al mercado mundial, un avance masivo en términos de velocidad y de intensidad en las transacciones financieras a nivel global, un hecho sin precedentes en la historia previa del capitalismo.
Al hablar de globalización hay que hablar de la economía global y de los mercados financieros globales como elementos clave. Pero es un error fundamental equiparar la globalización sólo con el mercado; es un error básico, también, ver las dinámicas principales de la globalización en términos económicos. El impulso más importante de la globalización no es primordialmente el mercado, sino la revolución de las comunicaciones -especialmente la revolución electrónica-. Si quisiéramos fijar tecnológicamente la nueva era global-la nueva era de interdependencia global-, podríamos considerar fines de 1960, ya que en este año el primer sistema satelital de carácter global fue instalado de manera efectiva, haciendo posible una comunicación instantánea de un lado a otro del mundo.
Lo que ha transformado tanto y tan profundamente a la sociedad global es la creación de redes de comunicación globales. Una vez que la comunicación instantánea ocurre sin frontera alguna, cambian muchas cosas en nuestras vidas. Por ejemplo, la economía ha cambiado en el sentido de que sería imposible tener los mercados monetarios veinticuatro horas al día sin comunicación global. Sin la revolución de las comunicaciones no hubiera sucedido la revolución de terciopelo en Checoslovaquia, ni la caída del muro de Berlín en 1989, ni la transformación de la Unión Soviética.
La Unión Soviética era muy competitiva en la vieja industria económica y en el sistema nacional estatal; la Unión Soviética tenía una especie de imperio dentro de un sistema nacional global. Sin embargo, rápidamente se volvió no competitiva y disfuncional en el naciente sistema de información global. A este nuevo sistema mucho más fluido, con mayor movimiento en cuanto a relaciones sociales y económicas, la Unión Soviética simplemente no pudo adaptarse. A la pregunta de por qué en 1989 no hubo violencia, hay quien responde que fue la primera revolución posmoderna porque la televisión jugó un papel muy significativo en las transformaciones de Europa del Este.
Podemos ir más allá, decir que sin comunicación global el apartheiden Sudáfrica no hubiera terminado, ya que su conclusión fue una especie de diálogo global en torno a la democracia. Sin un sistema de comunicación global la democracia no habría hecho avances tan considerables. Aun en países como Guatemala -y muchos otros que apenas comienzan a despertar a la democracia- se nota un avance considerable en cuanto a democratización se refiere. Aunque se tenga una visión estricta de lo que es una democracia, y considerando también que hay más naciones en el mundo de las que había hace treinta años, aun así hay tres veces más democracias de las que existían entonces.
Ese hecho se relaciona con la expansión de los sistemas de comunicación global, en un orden de información más abierto, donde la gente está mejor informada de lo que sucede, y ya no acepta sistemas rígidos de poderes jerárquicos, que se vuelven obsoletos en muy poco tiempo, tanto en el comercio como en el mismo gobierno. Lo que sobresale de esta primera era global es la transformación de las redes de comunicación, sin la cual muchos de los demás cambios que suceden no serían posibles. Hay que añadir varias cosas a esta caracterización. La globalización no es un fenómeno independiente; no se trata sólo de un mercado, no es un fenómeno único que viene de una causa única. Bajo el término globalización cabe la diversidad de cambios que han transformado al mundo en un periodo de alrededor de treinta años.
Incluye las comunicaciones, el mercado, muchos cambios tecnológicos, cambios en la soberanía, el fin de la Guerra Fría... Si la globalización no es un fenómeno único, y si sus causas son múltiples, entonces resulta un tanto incoherente estar a favor o en contra de ella. No creo que sea posible decir que uno está a favor o en contra de un cambio estructural de nuestras instituciones básicas; lo único que está en nuestras manos es decidir cuáles son los aspectos negativos y cuáles los positivos de estas transformaciones que afectan radicalmente nuestras vidas.
Al mismo tiempo que la globalización se separa de la nación, tiene el efecto contrario; aleja y al mismo tiempo cohesiona. Los cambios implicados en la globalización promueven la autonomía local, el regionalismo, el resurgimiento de las culturas locales y la revisión de la historia nacional. Nos preguntamos por qué hay un resurgimiento del nacionalismo local en muchas partes del mundo, desde Cataluña y Quebec hasta Cachemira, y esto tiene que ver con el impacto de las fuerzas globalizadoras. El sociólogo Daniel Bell explica este fenómeno en términos de que el Estado nacional se vuelve demasiado pequeño para resolver los grandes problemas, y demasiado grande para resolver los pequeños problemas.
Pero al mismo tiempo que las fuerzas de la globalización jalan hacia arriba y hacia abajo, también se contraen por ambos lados; y ésta es la tercera dimensión de los cambios provocados por la globalización. La globalización suele conformar nuevas regiones que cruzan fronteras estatales. Por ejemplo, si observamos el caso de Cataluña o de Barcelona, ubicadas en la parte norte de España, nos damos cuenta que son parte de la nación española, pero profundamente integradas a la Unión Europea, y también tienen fuertes vínculos con la economía del sur de Francia, ya que ahí existe un área económica única.
Lo mismo sucede con las ciudades. La socióloga S. Sassen, quien escribió el libro The Global City, explica que las ciudades -ella se concentra en las grandes ciudades, pero es aplicable casi a cualquiera- con frecuencia se integran igualo inclusive más al sistema global que a su propia economía local. Londres es un ejemplo perfecto en su carácter de ciudad y de institución financiera. Londres es una verdadera ciudad global; fuertemente cosmopolita en cuanto a su población, produce cambios como una gran riqueza que corre a la par de la pobreza. En Londres se pueden ver grandes fortunas justo aliado de los bolsillos vacíos de la pobreza. Estos son los contrastes que afectan lo profundo, la sustancia de las naciones.
Pero el Estado nacional no desaparece; las naciones se reconstruyen bajo el impacto de las fuerzas globalizantes. En cierto sentido, el Estado nacional ha adquirido más importancia en la era global, lo que se comprueba al reconocer los errores en los que caían naciones que eran retadas por otras de mayores recursos. Vivimos la primera era en la cual la nación permanece como forma universal. En cierto sentido la era global es la cumbre del Estado nacional; sin embargo, lo afecta en cuanto cambia su identidad y trayectoria. Todas las naciones del mundo están repensando su historia, es decir, reconstruyendo su identidad dentro de un mundo globalizado, donde el papel que desempeñan las naciones cambia de manera considerable.
La globalización no es un fenómeno que está afuera -sin importar la posición económica del individuo o el índice de desarrollo de un país-, es una condición interna que forma parte de nuestra vida cotidiana. Cada quien tiene una manera particular de ser y estar en un mundo global. Nosotros somos los agentes de la globalización; en muchas de las cosas que hacemos, desde encender la radio o encender la computadora y conectarnos a la Red, promovemos la globalización. Más allá de esto, en detalles que parecen imperceptibles debemos reconocer que la globalización produce cambios tan profundos en nuestras vidas que -sin temor a equivocarse- podemos decir que vivir en un mundo globalizado nos causa una verdadera transformación personal.
Y en tanto, los cambios que ya forman parte de nuestra realidad cotidiana ayudan y promueven el progreso de las fuerzas globalizantes. En todas las sociedades -aun en los países más conservadores-, ante el impacto de las fuerzas de la globalización, la tradición, los hábitos y las costumbres juegan un papel cada vez menos importante. Vivimos de forma mucho más abierta que en el pasado. Es casi como tener la tarea de crear una vida propia hecha al gusto, de una manera mucho más activa que en generaciones pasadas.
Otro factor fundamental es la posición cambiante de la mujer. Hace treinta años, al inicio del periodo al cual me refiero, una mujer en un país desarrollado tenía una idea bastante clara del tipo de vida que le esperaba: una vida doméstica, hijos, y quizás un trabajo de medio tiempo. Hoy, en la Unión Europea 25% de las mujeres jóvenes no planea tener hijos, ya que prefiere realizarse profesionalmente. Los índices de natalidad han bajado dramáticamente en Europa. El promedio en la Unión Europea es de 1.6. En España e Italia se reportan los niveles más bajos de natalidad que han existido en la historia humana, 1.2. Las mujeres han rene-gociado su postura dentro de los esquemas sociales. Por esto es que en todas las sociedades hay un debate sobre el futuro de la familia.
En mi opinión, la familia tradicional no tiene futuro; para que ésta pueda sobrevivir tiene que reconstruirse. Se necesitan familias sólidas, pero ya no pueden ser las del pasado, porque eso es incompatible con la igualdad entre sexos. Y esta igualdad es ya una realidad existente. La creciente igualdad de la mujer es en sí misma una fuerza globalizadora. El gran sociólogo catalán Manuel Castells dice: "La transformación del nivel global está íntimamente relacionada con la transformación del nivel personal; existen dos polos para quien vive en un mundo globalizado, la transformación personal que está directamente ligada a la transformación de las grandes instituciones, pero de un modo dialéctico, es decir, mediado por lo que hacemos en nuestra vida cotidiana.
No por lo que nos sucede, sino por lo que estamos haciendo que suceda". Se ve a la globalización de manera negativa en relación a la libertad individual, pero es a la inversa. Muchos aspectos de la globalización nos liberan como individuos para vivir la vida que hemos escogido. Cualquier mujer que ha vivido un periodo de igualdad creciente sabe la diferencia que esto hace; la libertad causa ansiedad, pero sin duda marca un cambio definitivo en la historia del individuo.
En resumen, la globalización significa dos cosas. Primero, la definición más sencilla de globalización es interdependencia. Vivimos una era global creciente, porque cada vez somos más interdependientes. El mercado es sólo una manifestación de esta interdependencia creciente. La interdependencia no significa unidad; al contrario, muchas veces trae conflicto. Crea nuevas divisiones, nuevas formas de fundamentalismo que surgen todos los días.


Tópicos para la reflexión
• ¿Por qué es tan importante el debate en torno a la globalización, con los ciudadanos?
• ¿Conoces algunas de las preocupaciones de los grupos llamados globalifóbicos? ¿Cuáles son? ¿Te parecen legítimas, por qué?
• ¿Por qué afirma el autor que el aspecto más importante de la globalización no es primordialmente el mercado, sino la revolución de las comunicaciones?
• ¿Cómo establece el autor la relación entre el desarrollo de la democracia y la expansión de los sistemas de comunicación global?

domingo, 13 de junio de 2010

tarea medicina

Hola:

Algo raro paso en mi blog.. pero no hay problema agradezco que por via e-mail me entregaron las tareas.. estamos en contacto.

saludos

viernes, 15 de enero de 2010

Animales en peligro de extinción

En esta parte favor de comentar su investigación respecto a los animales en peligro de extinción.

Sólo anotar el nombre del equipo y la hora de clase

Saludos!!

martes, 12 de enero de 2010

Bienvenidos

En realidad un gusto participar con ustedes en este curso que sera de mucho trabajo,
pero también de mucho interés y sobre todo de relacionarnos tod@s como amigos.

Principalmente ustedes que son de nuevo ingreso recuerden que sus metas y logros se realizarán con disciplina y constancia.

En hora buena que el curso cumpla las espectativas particulares y generales.

Saludos!!

Mtra. Miriam Mozo R.

Tarea 1

Programa de actividades del curso.

Favor de imprimir de su e-mail en hoja para reutilizar, ya que será nuestra guía del curso.

Saludos!!

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS. Clase 7-8 pm.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS

El programa de Filosofía para niños es un ejemplo del método de cuestionamiento en
la educación. En lugar de que los estudiantes memoricen las conclusiones de otros,
incluidas en los libros de texto, ellos mismos tienen que explorar y reflexionar sobre un
determinado tema. Ser crítico es ser un buscador activo y un cuestionador persistente; se
tiene que estar alerta a conceptos antes desapercibidos, y listo a comparar y contrastar, a
analizar y plantear hipótesis, a experimentar y observar, a medir y probar. Así, los
estudiantes críticos, asumen en parte, la responsabilidad de su propia educación.
Aprenden a seguir las líneas de investigación que inician, y a pensar por sí mismos.
En el pasado, muchos maestros trataron de enseñar a sus alumnos cómo pensar por
sí mismos; sin embargo, los métodos utilizados no conducían a la realización de este
propósito. Por ejemplo, castigaban la conversación en clase y no permitían la resolución
de problemas en grupo. Pensaban que estas prácticas prevenían la formación de
pensadores independientes. No estaban del todo equivocados: si la educación consistiera
sólo en la memorización de ciertos textos, entonces la prohibición de hablar en clase sí
sería un modo de reducir el hacer trampas a la hora de los exámenes. Sin embargo, si se
pudiera organizar una comunidad con los estudiantes (dentro del aula) de
cuestionamiento, las reflexiones de cada estudiante manifestarían diferentes puntos de
vista del tema en discusión, y esto forzaría a los estudiantes a pensar por sí mismos; no
importaría si el grupo llegara, o no, a un consenso.
Al promover la discusión abierta de temas filosóficos la comunidad de
cuestionamiento, en el programa de Filosofía para Niños, contiene una metodología
automática de autocorrección. Cada estudiante está consiente de la importancia de
pensar concienzudamente, es decir, el alumno se adhiere a las reglas, y a los
procedimientos de la indagación, y se le estimula para que observe la actuación de los
demás estudiantes y le llame la atención cuando cometan alguna transgresión contra
estas reglas. En este aspecto, la comunidad de cuestionamiento se distingue de los
demás grupos sociales; porque mientras éstos tienden a no examinar a fondo sus errores
o deficiencias, la comunidad de cuestionamiento reconoce públicamente sus fallas y
trata de hallar la manera de remediar sus deficiencias, mientras busca dónde llega la
indagación.
Hoy en día se habla de una distinción familiar, entre “enseñar a pensar” y “enseñar
sobre el pensar”. La Filosofía para Niños enfatiza enseñar a pensar, entendiendo que se
puede estar pensando sobre cualquier cosa, incluyendo el proceso mismo de pensar. Sin
embargo, el enseñar sobre el pensar no asegura el mejoramiento de las habilidades
cognoscitivas. Uno no se vuelve un pensador hábil sólo porque piensa sobre la función
del cerebro, en lugar de la función de los músculos. Esto no quiere decir que la
instrucción de los niños sobre como funciona el conocimiento sea un tema impropio
para las escuelas primarias. Es sencillamente una opinión acerca de que tal temática
debería de considerarse como psicología (o psicología para niños) para que los maestros
y administradores no se confundan en cuanto a su contenido.
Ya se ha visto que el programa de Filosofía para Niños es auto-correctivo porque
contiene una comunidad de cuestionamiento. Se tiene que añadir que el programa hace
énfasis en el pensamiento, que es sensible al contexto y que busca de una manera activa
promover y reforzar tal sensibilidad. Sin la conciencia de las sutiles diferentes
cualitativas de situaciones individuales, el pensamiento vaga hacia la desenfrenada
construcción de teorías y hacia la deducción maniática de principios. La sensibilidad al
contexto es obligatoria apara que las reglas no sean empleadas si no son apropiadas a
una cierta situación, y para que la peculiaridad de cierto contexto sea respetada. Este
respeto por las situaciones es indispensable para todo cuestionamiento y no sólo para los
que tienen implicaciones morales.
Además de promover un pensamiento que sea autocorrectivo y sensible al contexto,
la Filosofía para Niños nutre el tipo de pensamiento que conduce a hacer juicios
soportados en criterios. El pensar que conduce a hacer juicios es un pensar práctico, y
por lo tanto, un pensador práctico es el que se acostumbre a reflexionar sobre la
práctica. El albañil y el escritor se ocupan de sus oficios respectivos. El escritor tiene
que seleccionar cada palabra y colocarla dentro de una frase, que a su vez tiene que
estar colocada dentro de un párrafo, y cada selección y aplicación es un juicio. De la
misma manera, el albañil tiene que escoger cada ladrillo y colocarlo dentro de un
espacio del muro que está construyendo, y cada selección y colocación también son un
juicio. Los ejercicios en el programa de Filosofía para Niños están diseñados para
reforzar la habilidad de los estudiantes, a juzgar prácticamente, porque esta habilidad es
señal de un buen sentido común, es decir, de una razón y sentido de proporción que se
supone tiene una persona educada.
Un criterio es una herramienta utilizada en el acto de juzgar; igual que un hacha es
una herramienta para cortar. Si una persona dijera haber cortado un árbol grande sin
usar herramientas de ningún tipo, tendríamos razón en no creerle; al igual que no
podríamos creer fácilmente a una persona que dijera que hace juicios sin usar criterio
alguno; aunque podríamos conceder que sus criterios están profundamente implícitos en
lugar de estar obviamente explícitos. Así que, el pensamiento que genera juicios –
generalmente depende de criterios, que es otra manera de decir que el hacer buenos
juicios se remonta hasta la utilización de razones fuertes y confiables. Cada oficio, cada
variedad de cuestionamiento lleva consigo ciertos modos de auto-evaluación que se
prefieren porque la experiencia ha demostrado que son relevantes y confiables. Estos
son criterios. Así que los criterios de un buen reportaje pueden consistir en que sea
informativo, preciso y claro; mientras que los criterios de un buen razonamiento pueden
consistir en que sus premisas sean válidas y verdaderas. Por ejemplo, los criterios para
asesorar los juicios en la Arquitectura incluyen la seguridad, la eficiencia y la belleza;
mientras que en el Derecho son una conformidad con la ley, el respeto para los
procedimientos legales y los derechos de la persona, y la consideración adecuada de la
evidencia. Cuando pensamos en la gente que está involucrada en las ciencias o en las
profesiones notamos que pueden, generalmente, nombrar los criterios que emplean
cuando tienen que hacer juicios. Los maestros citan los criterios que utilizan para
calificar a sus alumnos; los médicos nombran los criterios que utilizan para diagnóstico
de sus pacientes; y los críticos de libros pueden indicar los criterios que emplean en la
evaluación de libros. De la misma manera, cuando los científicos clasifican a las
plantas, a los animales, a los fenómenos solares o a los objetos microscópicos, pueden
citar fácilmente los criterios de clasificación que ayudan a formar juicios.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS. Clase 6-7 pm.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS
El programa de Filosofía para niños es un ejemplo del método de cuestionamiento en
la educación. En lugar de que los estudiantes memoricen las conclusiones de otros,
incluidas en los libros de texto, ellos mismos tienen que explorar y reflexionar sobre un
determinado tema. Ser crítico es ser un buscador activo y un cuestionador persistente; se
tiene que estar alerta a conceptos antes desapercibidos, y listo a comparar y contrastar, a
analizar y plantear hipótesis, a experimentar y observar, a medir y probar. Así, los
estudiantes críticos, asumen en parte, la responsabilidad de su propia educación.
Aprenden a seguir las líneas de investigación que inician, y a pensar por sí mismos.
En el pasado, muchos maestros trataron de enseñar a sus alumnos cómo pensar por
sí mismos; sin embargo, los métodos utilizados no conducían a la realización de este
propósito. Por ejemplo, castigaban la conversación en clase y no permitían la resolución
de problemas en grupo. Pensaban que estas prácticas prevenían la formación de
pensadores independientes. No estaban del todo equivocados: si la educación consistiera
sólo en la memorización de ciertos textos, entonces la prohibición de hablar en clase sí
sería un modo de reducir el hacer trampas a la hora de los exámenes. Sin embargo, si se
pudiera organizar una comunidad con los estudiantes (dentro del aula) de
cuestionamiento, las reflexiones de cada estudiante manifestarían diferentes puntos de
vista del tema en discusión, y esto forzaría a los estudiantes a pensar por sí mismos; no
importaría si el grupo llegara, o no, a un consenso.
Al promover la discusión abierta de temas filosóficos la comunidad de
cuestionamiento, en el programa de Filosofía para Niños, contiene una metodología
automática de autocorrección. Cada estudiante está consiente de la importancia de
pensar concienzudamente, es decir, el alumno se adhiere a las reglas, y a los
procedimientos de la indagación, y se le estimula para que observe la actuación de los
demás estudiantes y le llame la atención cuando cometan alguna transgresión contra
estas reglas. En este aspecto, la comunidad de cuestionamiento se distingue de los
demás grupos sociales; porque mientras éstos tienden a no examinar a fondo sus errores
o deficiencias, la comunidad de cuestionamiento reconoce públicamente sus fallas y
trata de hallar la manera de remediar sus deficiencias, mientras busca dónde llega la
indagación.
Hoy en día se habla de una distinción familiar, entre “enseñar a pensar” y “enseñar
sobre el pensar”. La Filosofía para Niños enfatiza enseñar a pensar, entendiendo que se
puede estar pensando sobre cualquier cosa, incluyendo el proceso mismo de pensar. Sin
embargo, el enseñar sobre el pensar no asegura el mejoramiento de las habilidades
cognoscitivas. Uno no se vuelve un pensador hábil sólo porque piensa sobre la función
del cerebro, en lugar de la función de los músculos. Esto no quiere decir que la
instrucción de los niños sobre como funciona el conocimiento sea un tema impropio
para las escuelas primarias. Es sencillamente una opinión acerca de que tal temática
debería de considerarse como psicología (o psicología para niños) para que los maestros
y administradores no se confundan en cuanto a su contenido.
Ya se ha visto que el programa de Filosofía para Niños es auto-correctivo porque
contiene una comunidad de cuestionamiento. Se tiene que añadir que el programa hace
énfasis en el pensamiento, que es sensible al contexto y que busca de una manera activa
promover y reforzar tal sensibilidad. Sin la conciencia de las sutiles diferentes
cualitativas de situaciones individuales, el pensamiento vaga hacia la desenfrenada
construcción de teorías y hacia la deducción maniática de principios. La sensibilidad al
contexto es obligatoria apara que las reglas no sean empleadas si no son apropiadas a
una cierta situación, y para que la peculiaridad de cierto contexto sea respetada. Este
respeto por las situaciones es indispensable para todo cuestionamiento y no sólo para los
que tienen implicaciones morales.
Además de promover un pensamiento que sea autocorrectivo y sensible al contexto,
la Filosofía para Niños nutre el tipo de pensamiento que conduce a hacer juicios
soportados en criterios. El pensar que conduce a hacer juicios es un pensar práctico, y
por lo tanto, un pensador práctico es el que se acostumbre a reflexionar sobre la
práctica. El albañil y el escritor se ocupan de sus oficios respectivos. El escritor tiene
que seleccionar cada palabra y colocarla dentro de una frase, que a su vez tiene que
estar colocada dentro de un párrafo, y cada selección y aplicación es un juicio. De la
misma manera, el albañil tiene que escoger cada ladrillo y colocarlo dentro de un
espacio del muro que está construyendo, y cada selección y colocación también son un
juicio. Los ejercicios en el programa de Filosofía para Niños están diseñados para
reforzar la habilidad de los estudiantes, a juzgar prácticamente, porque esta habilidad es
señal de un buen sentido común, es decir, de una razón y sentido de proporción que se
supone tiene una persona educada.
Un criterio es una herramienta utilizada en el acto de juzgar; igual que un hacha es
una herramienta para cortar. Si una persona dijera haber cortado un árbol grande sin
usar herramientas de ningún tipo, tendríamos razón en no creerle; al igual que no
podríamos creer fácilmente a una persona que dijera que hace juicios sin usar criterio
alguno; aunque podríamos conceder que sus criterios están profundamente implícitos en
lugar de estar obviamente explícitos. Así que, el pensamiento que genera juicios –
generalmente depende de criterios, que es otra manera de decir que el hacer buenos
juicios se remonta hasta la utilización de razones fuertes y confiables. Cada oficio, cada
variedad de cuestionamiento lleva consigo ciertos modos de auto-evaluación que se
prefieren porque la experiencia ha demostrado que son relevantes y confiables. Estos
son criterios. Así que los criterios de un buen reportaje pueden consistir en que sea
informativo, preciso y claro; mientras que los criterios de un buen razonamiento pueden
consistir en que sus premisas sean válidas y verdaderas. Por ejemplo, los criterios para
asesorar los juicios en la Arquitectura incluyen la seguridad, la eficiencia y la belleza;
mientras que en el Derecho son una conformidad con la ley, el respeto para los
procedimientos legales y los derechos de la persona, y la consideración adecuada de la
evidencia. Cuando pensamos en la gente que está involucrada en las ciencias o en las
profesiones notamos que pueden, generalmente, nombrar los criterios que emplean
cuando tienen que hacer juicios. Los maestros citan los criterios que utilizan para
calificar a sus alumnos; los médicos nombran los criterios que utilizan para diagnóstico
de sus pacientes; y los críticos de libros pueden indicar los criterios que emplean en la
evaluación de libros. De la misma manera, cuando los científicos clasifican a las
plantas, a los animales, a los fenómenos solares o a los objetos microscópicos, pueden
citar fácilmente los criterios de clasificación que ayudan a formar juicios.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS. Clase 5-6 pm.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS
El programa de Filosofía para niños es un ejemplo del método de cuestionamiento enla educación. En lugar de que los estudiantes memoricen las conclusiones de otros,incluidas en los libros de texto, ellos mismos tienen que explorar y reflexionar sobre undeterminado tema. Ser crítico es ser un buscador activo y un cuestionador persistente; setiene que estar alerta a conceptos antes desapercibidos, y listo a comparar y contrastar, aanalizar y plantear hipótesis, a experimentar y observar, a medir y probar. Así, losestudiantes críticos, asumen en parte, la responsabilidad de su propia educación.Aprenden a seguir las líneas de investigación que inician, y a pensar por sí mismos.En el pasado, muchos maestros trataron de enseñar a sus alumnos cómo pensar porsí mismos; sin embargo, los métodos utilizados no conducían a la realización de estepropósito. Por ejemplo, castigaban la conversación en clase y no permitían la resoluciónde problemas en grupo. Pensaban que estas prácticas prevenían la formación depensadores independientes. No estaban del todo equivocados: si la educación consistierasólo en la memorización de ciertos textos, entonces la prohibición de hablar en clase sísería un modo de reducir el hacer trampas a la hora de los exámenes. Sin embargo, si sepudiera organizar una comunidad con los estudiantes (dentro del aula) decuestionamiento, las reflexiones de cada estudiante manifestarían diferentes puntos devista del tema en discusión, y esto forzaría a los estudiantes a pensar por sí mismos; noimportaría si el grupo llegara, o no, a un consenso.Al promover la discusión abierta de temas filosóficos la comunidad decuestionamiento, en el programa de Filosofía para Niños, contiene una metodologíaautomática de autocorrección. Cada estudiante está consiente de la importancia depensar concienzudamente, es decir, el alumno se adhiere a las reglas, y a losprocedimientos de la indagación, y se le estimula para que observe la actuación de losdemás estudiantes y le llame la atención cuando cometan alguna transgresión contraestas reglas. En este aspecto, la comunidad de cuestionamiento se distingue de losdemás grupos sociales; porque mientras éstos tienden a no examinar a fondo sus erroreso deficiencias, la comunidad de cuestionamiento reconoce públicamente sus fallas ytrata de hallar la manera de remediar sus deficiencias, mientras busca dónde llega laindagación.Hoy en día se habla de una distinción familiar, entre “enseñar a pensar” y “enseñarsobre el pensar”. La Filosofía para Niños enfatiza enseñar a pensar, entendiendo que sepuede estar pensando sobre cualquier cosa, incluyendo el proceso mismo de pensar. Sinembargo, el enseñar sobre el pensar no asegura el mejoramiento de las habilidadescognoscitivas. Uno no se vuelve un pensador hábil sólo porque piensa sobre la funcióndel cerebro, en lugar de la función de los músculos. Esto no quiere decir que lainstrucción de los niños sobre como funciona el conocimiento sea un tema impropiopara las escuelas primarias. Es sencillamente una opinión acerca de que tal temáticadebería de considerarse como psicología (o psicología para niños) para que los maestrosy administradores no se confundan en cuanto a su contenido.Ya se ha visto que el programa de Filosofía para Niños es auto-correctivo porquecontiene una comunidad de cuestionamiento. Se tiene que añadir que el programa haceénfasis en el pensamiento, que es sensible al contexto y que busca de una manera activapromover y reforzar tal sensibilidad. Sin la conciencia de las sutiles diferentescualitativas de situaciones individuales, el pensamiento vaga hacia la desenfrenadaconstrucción de teorías y hacia la deducción maniática de principios. La sensibilidad alcontexto es obligatoria apara que las reglas no sean empleadas si no son apropiadas auna cierta situación, y para que la peculiaridad de cierto contexto sea respetada. Esterespeto por las situaciones es indispensable para todo cuestionamiento y no sólo para losque tienen implicaciones morales.Además de promover un pensamiento que sea autocorrectivo y sensible al contexto,la Filosofía para Niños nutre el tipo de pensamiento que conduce a hacer juiciossoportados en criterios. El pensar que conduce a hacer juicios es un pensar práctico, ypor lo tanto, un pensador práctico es el que se acostumbre a reflexionar sobre lapráctica. El albañil y el escritor se ocupan de sus oficios respectivos. El escritor tieneque seleccionar cada palabra y colocarla dentro de una frase, que a su vez tiene queestar colocada dentro de un párrafo, y cada selección y aplicación es un juicio. De lamisma manera, el albañil tiene que escoger cada ladrillo y colocarlo dentro de unespacio del muro que está construyendo, y cada selección y colocación también son unjuicio. Los ejercicios en el programa de Filosofía para Niños están diseñados parareforzar la habilidad de los estudiantes, a juzgar prácticamente, porque esta habilidad esseñal de un buen sentido común, es decir, de una razón y sentido de proporción que sesupone tiene una persona educada.Un criterio es una herramienta utilizada en el acto de juzgar; igual que un hacha esuna herramienta para cortar. Si una persona dijera haber cortado un árbol grande sinusar herramientas de ningún tipo, tendríamos razón en no creerle; al igual que nopodríamos creer fácilmente a una persona que dijera que hace juicios sin usar criterioalguno; aunque podríamos conceder que sus criterios están profundamente implícitos enlugar de estar obviamente explícitos. Así que, el pensamiento que genera juicios –generalmente depende de criterios, que es otra manera de decir que el hacer buenosjuicios se remonta hasta la utilización de razones fuertes y confiables. Cada oficio, cadavariedad de cuestionamiento lleva consigo ciertos modos de auto-evaluación que seprefieren porque la experiencia ha demostrado que son relevantes y confiables. Estosson criterios. Así que los criterios de un buen reportaje pueden consistir en que seainformativo, preciso y claro; mientras que los criterios de un buen razonamiento puedenconsistir en que sus premisas sean válidas y verdaderas. Por ejemplo, los criterios paraasesorar los juicios en la Arquitectura incluyen la seguridad, la eficiencia y la belleza;mientras que en el Derecho son una conformidad con la ley, el respeto para losprocedimientos legales y los derechos de la persona, y la consideración adecuada de laevidencia. Cuando pensamos en la gente que está involucrada en las ciencias o en lasprofesiones notamos que pueden, generalmente, nombrar los criterios que empleancuando tienen que hacer juicios. Los maestros citan los criterios que utilizan paracalificar a sus alumnos; los médicos nombran los criterios que utilizan para diagnósticode sus pacientes; y los críticos de libros pueden indicar los criterios que emplean en laevaluación de libros. De la misma manera, cuando los científicos clasifican a lasplantas, a los animales, a los fenómenos solares o a los objetos microscópicos, puedencitar fácilmente los criterios de clasificación que ayudan a formar juicios.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS. CLASE 4-5 pm.

EL PENSAMIENTO CRÍTICO Y LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS
El programa de Filosofía para niños es un ejemplo del método de cuestionamiento en
la educación. En lugar de que los estudiantes memoricen las conclusiones de otros,
incluidas en los libros de texto, ellos mismos tienen que explorar y reflexionar sobre un
determinado tema. Ser crítico es ser un buscador activo y un cuestionador persistente; se
tiene que estar alerta a conceptos antes desapercibidos, y listo a comparar y contrastar, a
analizar y plantear hipótesis, a experimentar y observar, a medir y probar. Así, los
estudiantes críticos, asumen en parte, la responsabilidad de su propia educación.
Aprenden a seguir las líneas de investigación que inician, y a pensar por sí mismos.
En el pasado, muchos maestros trataron de enseñar a sus alumnos cómo pensar por
sí mismos; sin embargo, los métodos utilizados no conducían a la realización de este
propósito. Por ejemplo, castigaban la conversación en clase y no permitían la resolución
de problemas en grupo. Pensaban que estas prácticas prevenían la formación de
pensadores independientes. No estaban del todo equivocados: si la educación consistiera
sólo en la memorización de ciertos textos, entonces la prohibición de hablar en clase sí
sería un modo de reducir el hacer trampas a la hora de los exámenes. Sin embargo, si se
pudiera organizar una comunidad con los estudiantes (dentro del aula) de
cuestionamiento, las reflexiones de cada estudiante manifestarían diferentes puntos de
vista del tema en discusión, y esto forzaría a los estudiantes a pensar por sí mismos; no
importaría si el grupo llegara, o no, a un consenso.
Al promover la discusión abierta de temas filosóficos la comunidad de
cuestionamiento, en el programa de Filosofía para Niños, contiene una metodología
automática de autocorrección. Cada estudiante está consiente de la importancia de
pensar concienzudamente, es decir, el alumno se adhiere a las reglas, y a los
procedimientos de la indagación, y se le estimula para que observe la actuación de los
demás estudiantes y le llame la atención cuando cometan alguna transgresión contra
estas reglas. En este aspecto, la comunidad de cuestionamiento se distingue de los
demás grupos sociales; porque mientras éstos tienden a no examinar a fondo sus errores
o deficiencias, la comunidad de cuestionamiento reconoce públicamente sus fallas y
trata de hallar la manera de remediar sus deficiencias, mientras busca dónde llega la
indagación.
Hoy en día se habla de una distinción familiar, entre “enseñar a pensar” y “enseñar
sobre el pensar”. La Filosofía para Niños enfatiza enseñar a pensar, entendiendo que se
puede estar pensando sobre cualquier cosa, incluyendo el proceso mismo de pensar. Sin
embargo, el enseñar sobre el pensar no asegura el mejoramiento de las habilidades
cognoscitivas. Uno no se vuelve un pensador hábil sólo porque piensa sobre la función
del cerebro, en lugar de la función de los músculos. Esto no quiere decir que la
instrucción de los niños sobre como funciona el conocimiento sea un tema impropio
para las escuelas primarias. Es sencillamente una opinión acerca de que tal temática
debería de considerarse como psicología (o psicología para niños) para que los maestros
y administradores no se confundan en cuanto a su contenido.
Ya se ha visto que el programa de Filosofía para Niños es auto-correctivo porque
contiene una comunidad de cuestionamiento. Se tiene que añadir que el programa hace
énfasis en el pensamiento, que es sensible al contexto y que busca de una manera activa
promover y reforzar tal sensibilidad. Sin la conciencia de las sutiles diferentes
cualitativas de situaciones individuales, el pensamiento vaga hacia la desenfrenada
construcción de teorías y hacia la deducción maniática de principios. La sensibilidad al
contexto es obligatoria apara que las reglas no sean empleadas si no son apropiadas a
una cierta situación, y para que la peculiaridad de cierto contexto sea respetada. Este
respeto por las situaciones es indispensable para todo cuestionamiento y no sólo para los
que tienen implicaciones morales.
Además de promover un pensamiento que sea autocorrectivo y sensible al contexto,
la Filosofía para Niños nutre el tipo de pensamiento que conduce a hacer juicios
soportados en criterios. El pensar que conduce a hacer juicios es un pensar práctico, y
por lo tanto, un pensador práctico es el que se acostumbre a reflexionar sobre la
práctica. El albañil y el escritor se ocupan de sus oficios respectivos. El escritor tiene
que seleccionar cada palabra y colocarla dentro de una frase, que a su vez tiene que
estar colocada dentro de un párrafo, y cada selección y aplicación es un juicio. De la
misma manera, el albañil tiene que escoger cada ladrillo y colocarlo dentro de un
espacio del muro que está construyendo, y cada selección y colocación también son un
juicio. Los ejercicios en el programa de Filosofía para Niños están diseñados para
reforzar la habilidad de los estudiantes, a juzgar prácticamente, porque esta habilidad es
señal de un buen sentido común, es decir, de una razón y sentido de proporción que se
supone tiene una persona educada.
Un criterio es una herramienta utilizada en el acto de juzgar; igual que un hacha es
una herramienta para cortar. Si una persona dijera haber cortado un árbol grande sin
usar herramientas de ningún tipo, tendríamos razón en no creerle; al igual que no
podríamos creer fácilmente a una persona que dijera que hace juicios sin usar criterio
alguno; aunque podríamos conceder que sus criterios están profundamente implícitos en
lugar de estar obviamente explícitos. Así que, el pensamiento que genera juicios –
generalmente depende de criterios, que es otra manera de decir que el hacer buenos
juicios se remonta hasta la utilización de razones fuertes y confiables. Cada oficio, cada
variedad de cuestionamiento lleva consigo ciertos modos de auto-evaluación que se
prefieren porque la experiencia ha demostrado que son relevantes y confiables. Estos
son criterios. Así que los criterios de un buen reportaje pueden consistir en que sea
informativo, preciso y claro; mientras que los criterios de un buen razonamiento pueden
consistir en que sus premisas sean válidas y verdaderas. Por ejemplo, los criterios para
asesorar los juicios en la Arquitectura incluyen la seguridad, la eficiencia y la belleza;
mientras que en el Derecho son una conformidad con la ley, el respeto para los
procedimientos legales y los derechos de la persona, y la consideración adecuada de la
evidencia. Cuando pensamos en la gente que está involucrada en las ciencias o en las
profesiones notamos que pueden, generalmente, nombrar los criterios que emplean
cuando tienen que hacer juicios. Los maestros citan los criterios que utilizan para
calificar a sus alumnos; los médicos nombran los criterios que utilizan para diagnóstico
de sus pacientes; y los críticos de libros pueden indicar los criterios que emplean en la
evaluación de libros. De la misma manera, cuando los científicos clasifican a las
plantas, a los animales, a los fenómenos solares o a los objetos microscópicos, pueden
citar fácilmente los criterios de clasificación que ayudan a formar juicios.